Seguidores

domingo, 30 de enero de 2011

#30

+ ¡Me voy a comer el mundo!

- No cariño, tú a comer pollas, que el mundo ya me lo como yo.

martes, 4 de enero de 2011

#28

Tic, Tac. Tic, Tac. El tiempo sigue corriendo en su reloj pero a mí no me parece que esto vaya a acabar, no quiero al menos. No quiero despertarme un día sin haber sentido esa noche su colonia, ni tampoco quiero dejar de ponerme sus camisetas para ir al gimnasio. O que me lleve a ver escaparates los domingos de invierno, cuando no hay nada abierto y todo el mundo está en casa. Que se acuerde de nuestra canción y sonría por lo bajo, o que oiga la mía y se le aparezca yo en mente. Que me baje a hombros por la calle principal. Que me haga reír cuando esté enfadada para que no me enfade con él. Tampoco quiero que se arrepienta de nada que haya hecho conmigo, ni tan siquiera que se arrepienta si me hace daño. Que mi nombre le recuerde que aunque no esté ahí, junto a él, siempre le recuerdo. Que aguante mi bordería y que la sobrepase con bromas, que me haga sentir, como se suele decir, como a una princesa, pero que no sea comprándome regalos sino haciéndome feliz. Que consiga lo que ningún otro ha conseguido, que me consiga a mí.

lunes, 3 de enero de 2011

#27

¿No estás harto de prometer cosas que no piensas cumplir? Porque yo sí que estoy harta de que lo hagas.
Estoy cansada de esperar como una tonta a que lleves a cabo todo lo que me dices, de hacerme ilusiones para que luego en un segundo las destruyas.
Soy una estúpida por creer que vas a cambiar, que un día me vas a sorprender.
Solo eres un inmaduro, y vale, es cierto que yo no soy la persona más madura del mundo, pero creo que tengo dos dedos de frente y soy capaz de darme cuenta yo sola de qué estoy haciendo mal y arreglarlo.
Tú no sabes mirar más allá de tus narices, crees que eres el ombligo del mundo.

Llevo tiempo poniéndome una venda en los ojos, intentando no ver tus defectos. Se supone que cuando quieres a alguien, no lo quieres solo por sus virtudes y lo aceptas tal y como es.
Muy bien, será que no te quiero, que no estoy tan enamorada como creía, porque no aguanto más. No soporto tus niñatadas, tu falta de responsabilidad, tus cambios de opinión. Ahora dices sí y al momento dices no.
Tengo claro que no me quieres. 
Soy la culpable de todo esto: nunca me dijiste que me querías, y yo saqué conclusiones erróneas acerca de tus sentimientos.
He de disculparme, por creer que podías llegar a sentir algo por mí. En mi defensa diré que fuiste tú con tu forma de tratarme el que me enamoró.
Me he dado cuenta de que no merece la pena luchar por algo inexistente, así que en este momento pongo punto y final a esta historia.
Lo siento, me despido.
S. Salcedo